¿Son
lícitos los transplantes de anencéfalos?
Autor: R.P. Miguel Angel Fuentes,
IVE.
Consulta
Quisiera saber si es moralmente correcto abortar a un
bebé que no tiene cerebro y, antes de todo, si él puede ser considerado ser
humano. También quisiera saber si pueden ser utilizados sus órganos para
trasplantes.
Respuesta
La anencefalia es la ausencia congénita de una gran
porción del cerebro, cráneo y cabellera, con su génesis en el primer mes de
gestación.
Sobre la identidad del sujeto anencefálico dice
Sgreccia : “Nos parece que está fuera de discusión el hecho de que el
anencefálico es fruto de una fecundación humana, con una forma humana, que desde
el momento de la fecundación está teleológicamente dirigido por un principio
vital propio. No se debería dudar, por tanto, de que nos encontramos ante un
individuo de la especie humana, que hay que respetar como persona del mismo modo
que a cualquier otro embrión”. Con esto queda contestada la cuestión respecto
del aborto del anencefálico : la respuesta es negativa. Como ser humano debe ser
respetada su vida desde el momento de su concepción hasta su muerte
natural.
Teniendo esto en cuenta, el mismo Sgreccia responde a
las tres cuestiones relacionadas con estos casos :
1) La obtención de órganos del anencefálico con vida.
Es un procedimiento aceptado por quienes consideran que no es un individuo
humano, o por quienes consideran que la ausencia de gran parte de la masa
cerebral es una situación análoga a la de la muerte cerebral. Ante todo, es
falso que no sea un individuo humano, como se dijo más arriba. En cuanto a la
analogía con la muerte cerebral, no es una hipótesis científica, pues en este
caso la lesión cerebral es sólo parcial, no involucra las estructuras del tronco
que son capaces, por tanto, de mantener de modo autónomo las funciones vitales.
Obtener órganos del anencefálico en vida es, por tanto, una aberración
moral.
2) La reanimación del recién nacido anencefálico. Hay
cuatro procedimientos posibles :
a) Apenas nacido, el anencefálico es entubado y
conectado al respirador, manteniendo todos los parámetros vitales a fin de
proceder a la extracción de los órganos en función de las necesidades del
momento e independientemente de la presencia o no de actividad del
troncoencéfalo. Esto es éticamente inaceptable .
b) Apenas nacido es reanimado y vigilado hasta que
desaparece la actividad del troncoencéfalo ; esta práctica parece
desproporcionada respecto del diagnóstico, configurándose como un auténtico
ensañamiento terapéutico.
c) El recién nacido es seguido con los solos cuidados
ordinarios hasta que aparece hipertensión o bradicardia, momento en que es
reanimado a la espera de la muerte del troncoencéfalo ; este procedimiento, con
la sola finalidad de trasplantar los órganos, representa una forma de
instrumentación del ser humano, y es éticamente inaceptable
.
d) El recién nacido es seguido con los solos cuidados
ordinarios hasta que se presenta el paro cardio–respiratorio, a continuación del
cual se procede a extraer los órganos. Es la práctica que más respeta el valor
de la persona del anencefálico.
3) En cuanto al trasplante de órganos de embriones
nacidos anencefálicos después de su muerte, no hay objeciones mientras conste la
muerte del mismo.